miércoles, 21 de abril de 2010

La nube que tapará al sol

La lava, la ceniza y el temor a las fuerzas de la naturaleza están estos días de actualidad con la erupción del volcán islandés (de nombre impronunciable). Las compañías aéreas y el sector turístico han perdido cerca de 200 millones de euros en pocos días, y miles de personas están atrapadas en aeropuertos de todo el mundo. Afortunadamente, el único problema ha sido una nube de ceniza y no un río de lava que pudiera causar pérdidas humanas.

Sin embargo que un volcán recobre su actividad es algo muy normal, más aún si tenemos en cuenta los últimos movimientos de tierra (Haití, Chile, China, Turquía,...). Pero este volcán no es el más temido. Geólogos y científicos están seguros de que uno de los volvanes más grandes del planeta entrará en erupción tarde o temprano.
Yellowstone es el orgullo de un país y un fenómeno natural que explica los entresijos del centro de la Tierra. Lo califican “el gigante dormido” y no van muy desencaminados. Si los volcanes de este Parque Nacional (Estados Unidos) “despertasen”, sus erupciones equivaldrían a 1.000 bombas de Hiroshima por segundo.

El Parque está situado en el estado de Wyoming, aunque algunas extensiones se internan en los estados vecinos de Idaho y Montana. Tiene millones de años, aunque el Mundo sólo le reconoce oficialmente algo más de un siglo de vida. El Parque Nacional de Yellowstone se creó en 1872 y es el más antiguo del mundo. En extensión es más grande que Córcega. Constituye el segundo mayor parque de los Estados Unidos, después de Alaska, y es famoso por sus fenómenos geotérmicos; en él se encuentran dos tercios de todos los géiseres del planeta, y también numerosas fuentes calientes. Es el ecosistema más grande que permanece intacto en el hemisferio norte y está inscrito en las “Reservas de la Biosfera” de la Unesco desde 1976.

El suelo volcánico de Yellowstone permite la conservación de ejemplares únicos de flora y fauna. Es el hogar de varias especies en peligro de extinción como el águila calva, el oso Grizzly, el lince o la grulla de América. También viven bisontes y pumas.
En cuanto a vegetación, el 80% de la extensión está cubierto por bosques. El resto del parque se compone de humedales(lagos, estanques y ríos) o está cubierto de prados.

A pesar de los intentos del Hombre por controlar el ecosistema de Yellowstone, el magma y los gases dominan la corteza terrestre y encauzan las aguas que riegan el parque natural norteamericano. Lagunas burbujeantes, columnas de humo y pequeñas montañas de hielo reflejan el contraste de temperaturas entre la superficie y el interior de la Tierra. Pero el parque de la piedra amarilla no es estable y sufre movimientos sísmicos (una media de 2.000 al año desde 2004) aunque, por ahora de baja intensidad. El Servicio de Parques Naturales y geólogos no quieren alarmar a la población, pero los estudios científicos revelan que, tarde o temprano, el “supervolcán” de Yellowstone erupcionará. Unos efectos que, por la gran concentración de magma a poca distancia del suelo, tendrían una dimensión mundial.

Si el volcán islandés ha activado la alarma por la crisis aérea, mejor no pensar en la situación que viviríamos si a Yellowstone se le inflan los gases. Esa nube afectaría a todo el planeta y sufriríamos, según los geólogos, un invierno volcánico.

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