domingo, 14 de febrero de 2010

Creer o no creer

La Organización Mundial de la Salud (OMS) niega que exista un conflicto de intereses con los fabricantes de medicamentos.
Ellos se defienden: sus integrantes deben firmar una declaración sobre sus intereses privados antes de formar parte de la institución de Naciones Unidas. Pero, ¿cuántos casos se han denunciado por conflicto de intereses entre organismos públicos y empresas privadas? Empezando por los políticos de carrera, cómo no.


Desde que se diera la voz de alarma el pasado mes de abril, la velocidad con la que se propagaba el virus de la gripe A hizo que la Organización Mundial de la Salud modificara los parámetros para la declaración de pandemia. Hasta la aparición de este virus, la OMS tenía en cuenta, no sólo que surgiera un brote en varios países al mismo tiempo, sino que ese brote causara una mortalidad por encima de la media. La nueva definición no tiene en cuenta la gravedad de la enfermedad, sólo la velocidad de su propagación.
Los razonamientos de la OMS son claros: era un virus muy distinto de otros de la gripe, según los primeros casos, se transmitía entre personas, la información clínica indicaba que el H1N1 podía causar una enfermedad grave y mortal, y la rapidez de su propagación (de 29 casos en abril de 2009 a 120 a fecha de 1 de julio de ese año) era preocupante.
Pese a estos datos, el Consejo de Europa ha iniciado una investigación para determinar si la alarma estaba justificada o la organización trabajaba para beneficiar a los laboratorios farmacéuticos. Después de la declaración de pandemia, en el mes de mayo, la OMS encargó a todos los gobiernos el aprovisionamiento de vacunas para prevenir el contagio. Concretamente España gastó 270 millones de euros para adquirir 37 millones de dosis. Hasta la fecha, sólo se han vacunado 3 millones de personas, por lo que el ministerio de Sanidad está pensando en regalar dosis a otros países en desarrollo. Algunos eurodiputados califican esta actuación por parte de la OMS como una catástrofe financiera que ha obligado a los países a gastar miles de millones en tiempos de crisis económica.

Otra polémica viene por la prisa con la que se sacaron al mercado las vacunas contra la gripe A. Según el Consejo de Europa esto provocó que se utilizaran aditivos que no fueron suficientemente probados. En esta ocasión, ante la cercanía de la temporada invernal, se cultivaron los virus en biorreactores. Una solución que puede haber creado, según los expertos, células cancerosas en las vacunas, además de que no se han podido constatar los efectos secundarios de las dosis en seres humanos. La OMS ha asegurado recientemente que las vacunas cumplían con los stándares de calidad y estaban perfectamente adecuadas.

Los últimos datos del Ministerio de Sanidad muestran el descenso continuado de la gripe A en España. El nivel de intensidad gripal es bajo en todo el territorio y la difusión geográfica de la enfermedad es esporádica. De hecho la OMS se prepara para dar por terminada la alerta de pandemia.

La organización sanitaria se ha defendido, pero sus disculpas no han calado en miles de personas que dudan de la honorabilidad de la institución. ¿Cómo es posible que se hayan matado mosquitos a cañonazos?¿Por qué en este caso, al igual que en el de la gripe aviar, las farmacéuticas han sido las grandes beneficiadas?Ya contamos con dos crisis sanitarias que han resultado ser inofensivas y, en ambos casos, los virus fueron descubiertos por el mismo investigador. ¿Por qué no se declara el estado de pandemia para otras enfermedades que sí son mortales en muchos países como la tuberculosis o la bronquiolitis?Sus efectos son devastadores. En principio, el Consejo de Europa determinará la responsabilidad de la OMS, pero más vale que tengan cuidado si no quieren convertirse en una organización ignorada por muchos ciudadanos.

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